LA CIUDAD DE LAS PEGATINAS

Publicado en por Urz

Si alguna ciudad hay en España en la que sea imposible dar dos pasos sin ver una pegatina, cartel, pintada o mural de corte político (izquierdista-separatista, por supuesto) esa es Vigo. Seria materialmente imposible la limpieza de toda esa porquería en las calles de la ciudad olívica, fruto de una concienzuda tarea de activismo antisistema realizada por frustrados dementes fuertemente adoctrinados. Sin embargo, un par de pegatinas aparecidas en los últimos días nos han llamado la atención de forma considerable entre las miles que pululan por nuestras farolas. Por ello, vamos a referirnos a ellas de forma más detallada.

1-El niño Adriel se va al trullo. El ser una ciudad especialmente conflictiva tiene sus consecuencias, y entre ellas se encuentra las que un niñato se pueda ir al trullo por querer ir de ultrarevolucionario. Desconocemos realmente lo que le ha pasado al pollo en cuestión, aunque para evitar que se nos acuse de manipular reproducimos a pies juntillas del propio Adriel. Lo que sí es cierto es que tarde o temprano iba a ocurrir algo así en alguna de las manifestaciones (siempre violentas) que todos los años ocurren por cualquier motivo (Lomce, Huelga General, Huelgas del Metal…) en Vigo. En definitiva, esperamos que al personaje en cuestión se le curta un poco la piel en La Lama y sirva de escarmiento para la chusma que convierte a Vigo en un campo de batalla cada dos por tres.

1-El niño Adriel se va al trullo. El ser una ciudad especialmente conflictiva tiene sus consecuencias, y entre ellas se encuentra las que un niñato se pueda ir al trullo por querer ir de ultrarevolucionario. Desconocemos realmente lo que le ha pasado al pollo en cuestión, aunque para evitar que se nos acuse de manipular reproducimos a pies juntillas del propio Adriel. Lo que sí es cierto es que tarde o temprano iba a ocurrir algo así en alguna de las manifestaciones (siempre violentas) que todos los años ocurren por cualquier motivo (Lomce, Huelga General, Huelgas del Metal…) en Vigo. En definitiva, esperamos que al personaje en cuestión se le curta un poco la piel en La Lama y sirva de escarmiento para la chusma que convierte a Vigo en un campo de batalla cada dos por tres.

2-El “terrible” pasado del jefe de personal. Raro es el vigués que no tenga entre sus familiares o allegados, algún trabajador de Citroën (ahora PSA). A dicha importancia no son ajenos los muros de nuestra ciudad y por ello los jaleos que pasan en la factoría de Balaidos son vox populi entre los 300.000 penitentes que por esos andurriales habitan, de ahí que unos tales “Paco y David” sean ya conocidos por los vigueses. La cuestión que ha llevado a la fama a estos dos fulanos podría resumirse así: A dos operarios problemáticos su sindicato les calienta la cabeza en un problema particular. Éstos se crecen y la empresa los planta de patitas en la calle. Su sindicato (la CIG), monta bronca y jaleo centrando sus odios en el jefe de persona, y para ello saca su “pasado oculto”, que no es otro ¡¡ohh…horror!! de haber sido jefe de la OJE. Éste es el terrible pasado de Fernández Cedrón, al que la CIG se encarga en pintar como un feixista malo malo. Lo cierto es que una vez que han vuelto al tajo los trabajadores de la empresa automovilística parece haberse aplacado la protesta, y los dos penitentes se van a quedar con un futuro laboral más negro que el sobaco de Kunta Kinte mientras su sindicato vuelve a ser el jinete del Apocalipsis. El problema de la publicidad política en Vigo lo asumimos como un caso perdido. Por suerte esa mugre es una minoría (muy ruidosa, eso sí) de la ciudadanía. Mientras tanto, podemos seguir saciando nuestra curiosidad en la “Ciudad de las Pegatinas”.

2-El “terrible” pasado del jefe de personal. Raro es el vigués que no tenga entre sus familiares o allegados, algún trabajador de Citroën (ahora PSA). A dicha importancia no son ajenos los muros de nuestra ciudad y por ello los jaleos que pasan en la factoría de Balaidos son vox populi entre los 300.000 penitentes que por esos andurriales habitan, de ahí que unos tales “Paco y David” sean ya conocidos por los vigueses. La cuestión que ha llevado a la fama a estos dos fulanos podría resumirse así: A dos operarios problemáticos su sindicato les calienta la cabeza en un problema particular. Éstos se crecen y la empresa los planta de patitas en la calle. Su sindicato (la CIG), monta bronca y jaleo centrando sus odios en el jefe de persona, y para ello saca su “pasado oculto”, que no es otro ¡¡ohh…horror!! de haber sido jefe de la OJE. Éste es el terrible pasado de Fernández Cedrón, al que la CIG se encarga en pintar como un feixista malo malo. Lo cierto es que una vez que han vuelto al tajo los trabajadores de la empresa automovilística parece haberse aplacado la protesta, y los dos penitentes se van a quedar con un futuro laboral más negro que el sobaco de Kunta Kinte mientras su sindicato vuelve a ser el jinete del Apocalipsis. El problema de la publicidad política en Vigo lo asumimos como un caso perdido. Por suerte esa mugre es una minoría (muy ruidosa, eso sí) de la ciudadanía. Mientras tanto, podemos seguir saciando nuestra curiosidad en la “Ciudad de las Pegatinas”.

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