LA REVOLUCIÓN DE LA SANDÍA

Quizá lo de revolución pudiera ser excesivo, pudiendo quedar todo en jaleo aderezado con pocas ganas de trabajar. Son ya conocidas las manifestaciones que a lo largo del territorio nacional vienen realizando los opositores a la LOMCE y sus diferentes desarrollos autonómicos. Estos sujetos, denominados con mala leche sandías (sí sandías, porque como tan simpática fruta son verdes por fuera y rojos por dentro) han declarado guerra a muerte al ministro Wert y aquellos consejeros que en su taifa autonómica se encarguen del tema educativo. No negamos que pueda en dicho movimiento existir una parte de miembros que crean luchar por una mejor educación, más existe un número importante cuya única intención es acabar con los mínimos detalles que la nueva ley quiere introducir y que atacarían algunas de las peores lacras con las que la progresía educativa ha emponzoñado el sistema educativo español. Dichas lacras se resumen en dos: Escasa y nula exigencia con docentes o alumnos y excesivo adoctrinamiento por parte de algunos enseñantes, que hacen de sus clases auténticos mítines , con la miserable colaboración de muchos políticos separatistas de las respectivas taifas.

Viene a cuento esta última cuestión a raíz de los alborotos callejeros que nuestros “queridos” sandías, esos de la “Educación pública de Tod@s” que tanto les gusta nombrar, han protagonizado este fin de semana en Baleares. Los “cucurbitáceos”, unidos al decadente PSOE, a la bazofia comunista de IU y el separatismo pancatalanista, han aunado sus fuerzas y sacado los perros a la calle para protestar contra la reforma educativa del Gobierno Balear en materia lingüística. En esencia, el decreto pretende acabar con el proceso de inmersión lingüística en catalán y repartir el uso de las lenguas en tercios, destinando su respectivo uso al castellano, catalán e inglés. La intención en principio es buena, pero timorata y chapucera con la excusa del inglés. Dicho plan fue también ideado por Feijóo en Galicia y no tenía más fin que disfrazar con la lengua de Shakespeare el derecho a la libre elección de lengua vehicular en la escolarización de un alumno . Esta batalla, común en casi todas las comunidades bilingües, lleva chocando durante años con la cobardía de unos políticos que han hecho dejación de su deber de defender la lengua común de todos los españoles, abandonando y traicionando a los que han alzado su voz contra la discriminación lingüística y la opresión del separatismo. Por miedo a enfadar al a los enemigos de España (eso es lo que realmente son), se ha mirado para otra parte o directamente se les ha dado apoyo. Ahora todos pagamos las consecuencias.

La cuestión es muy sencilla y lógica. Por si los señores consejeros de educación y el ministro no la conocen se explica fácilmente. Al inicio de curso se pregunta a los padres. “¿Qué lengua desean que sea la vehicular en la enseñanza de su hijo?”. Y los padres podrán optar entre el

1. Castellano (o Español si los lectores prefieren este término).
2. La otra lengua cooficial de la Comunidad.

En virtud de las demandas de una u otra lengua, se establecerán los repartos de alumnos por aula o centro. Este sistema, tan sencillo y lógico, choca ya primeramente con unos muros legales llamados “Leyes de Normalización Lingúística”. Dichos adefesios legales parten de una base: La lengua cooficial ha estado muy marginada y oprimida durante siglos y por ello tenemos que apoyarla (dichos apoyos son generalmente con euros públicos) y si es preciso , imponérsela al común de los habitantes de la comunidad en cuestión. ¡Ahí es nada!. Dichos mamotretos legales, construidos a mitades entre presiones separatistas, miserias socialistas y complejos de legitimidad centro-derechistas, son el primero de los absurdos impedimentos que impiden algo tan lógico como lo reclamado en líneas anteriores, pues aunque la lógica pudiese indicar que en una clase de español como abrumadora lengua vehicular del alumnado se usase ésta, la realidad indica exactamente lo contrario, pues hay que respetar el uso de la “pobre lengua maltratada” por el centralismo malvado en virtud de estas fantásticas leyes.

Pero aún hay más…

Otra de las excusas puesta por los separatistas es la “no discriminación”. Si creas clases de castellanoparlantes y otras de catalanoparlantes por ejemplo, dirán que “creas guettos” o “discriminas”. Es mucho mejor que los niños que hablan español se fastidien y se traguen todo en la otra lengua, consiguiendo una minoría imponer su criterio sobre la mayoría.

Por parte de los defensores de la inmersión lingüística siempre va a existir algún argumento para relegar al castellano, por muy absurdo que parezca. Desde la lacrimógena (y falsa) historia de una lengua perseguida y prohibida hasta esa tan original de que “los alumnos no pueden elegir una lengua si no la conocen”. Desconozco como han hecho cientos de miles de españoles que sin haber estudiado la lengua de su región en el colegio la usan perfectamente. Llorar e ir de víctimas se les da muy bien, pero en cuánto pueden son la peor de las tiranías. Así funciona el separatismo en la educación de Baleares, Galicia o Cataluña.

Lo más indignante, volviendo a la situación Balear, es que hace casi tres semanas que lleva la fauna sandia de huelga netamente política. Cualquiera de nosotros hace tiempo que estaríamos en la calle de haber hecho esto en nuestros trabajos, pero los adoctrinadores de las islas siguen de huelga revolucionaria. Quizá alguien tenga que dar un golpe en la mesa y ponga fin de una vez a que unos funcionarios con el salario pagado por todos los españoles hagan de comisarios políticos y guías espirituales forzosos de nuestra infancia. Eso tiene que acabar, por dignidad de la enseñanza pública y por la defensa del derecho a poder usar el español en cualquier parte del territorio nacional, pese a quién le pese.

No estaría mal que el Estado se plantease la idea de recuperar las competencias de enseñanza para evitar tanta manipulación , amén de poner de patitas en la calle a esta gentuza que hace del lavado de cerebros su quehacer laboral diario.Ese y sólo ese es el camino… ¿creerá el Sr Rajoy que debe ser seguido?.